Personas reales con resultados reales

¿Qué incluye el programa?

A los 14 años, cuando nació mi hermanito, nos mudamos a una villa y fue ahí donde todo empezó a cambiar. Me rodeé de malas influencias y, sin darme cuenta, terminé involucrado en cosas que me alejaban de lo que realmente quería en la vida. Empecé a trabajar en chapa y pintura para autos, pero también conocí el alcohol, las drogas y me perdí en un ambiente que no me hacía bien.

Siempre tuve ambición, pero a esa edad no sabía bien cómo canalizarla. Hice de todo para ganarme la vida: laburé en la obra, pinté casas, fui cadete. A los 18, terminé el colegio, pero lo único que me importaba era la joda. Alcohol, mujeres, fiestas... todo lo que venía con ese estilo de vida, hasta que un día algo me sacudió. Probé hongos por primera vez y fue como un clic en mi cabeza. Me desperté y me di cuenta de que estaba destruyendo mi vida. Ahí fue cuando decidí cortar con todo: dejé el alcohol, las drogas y las malas amistades, y comencé a entrenar.

Un mes después, me despidieron de mi trabajo y, en vez de derrumbarme, decidí emprender. Pero el camino no fue fácil. Tuve muchos fracasos, me estafaron y más de una vez pensé en dejar todo. A los 24 años estaba en la lona, sin un peso. Fue en ese momento cuando descubrí el ecommerce, que ni siquiera estaba en auge en Argentina. Vi una oportunidad y la tomé.

Las cosas empezaron a mejorar, empecé a ganar plata, más de lo que había imaginado, pero cometí un error: me dejé llevar por los viejos vicios. Fiestas, alcohol, mujeres. Todo lo que había ganado lo perdí. Mi negocio se derrumbó porque lo descuidé y mi vida se volvió puro placer vacío.

La pandemia llegó y terminó de hundir mi negocio. Mi mamá se enfermó gravemente y tuve que hacerme cargo de ella y de mi familia. Todo eso me llevó a la quiebra. Estaba sin plata, sin rumbo, y lo peor llegó cuando mi mamá falleció. En ese momento, toqué fondo.

Después de esa pérdida, decidí mudarme a México. Mi negocio volvió a levantarse de a poco, pero yo seguía estancado. Estaba cómodo, pero no avanzaba. Volví a Argentina en 2023, y aunque mi negocio empezó a crecer, yo no estaba bien. Tenía malos hábitos, un mindset negativo, y tomé malas decisiones financieras que, en menos de 24 horas, destruyeron mi negocio por completo. Me quedé endeudado, con menos $10 mil dólares en la cuenta, y mi pareja me dejó. Me sentí completamente destruido.

Pasé meses deprimido, sin plata ni rumbo, pero algo dentro de mí me decía que no podía rendirme. Dejé de obsesionarme con los negocios y empecé a enfocarme en mí. Medité, cambié mis hábitos, empecé a leer, a entrenar, a comer bien. Lo que realmente me dio fuerzas fue el compromiso de devolverle la plata a todas las personas a las que les había quedado debiendo. Eso me devolvió el propósito.

Volví a empezar desde cero, pero esta vez lo hice distinto. Me rodeé de personas que realmente me sumaban y me empujaban a mejorar, tanto en los negocios como en la vida. Dejé de lado lo que me frenaba y me concentré en construir algo sólido, paso a paso, de manera consciente. Ya no se trataba de hacer plata rápido, sino de hacer las cosas bien.

Hoy, mi ecommerce ha facturado más de $400 mil dólares, y no me quedé solo con eso. Abrí nuevas líneas de negocio, diversifiqué mis ingresos y transformé lo que había aprendido en una oportunidad para ayudar a otros. Ahora soy mentor y comparto mis aprendizajes con personas que quieren construir sus propios caminos, evitando los errores que yo cometí.